miércoles, 15 de abril de 2015

Sin comentario

Lo que está en el fondo de esta imagen es el cuadro principal del Rijksmuseum de Ámsterdam, La Ronda de Noche, una de las joyas de esta institución que celebra el éxito del gran Rembrandt. ¡Ah! y en primer término un grupo de jóvenes escolares holandeses entregados de lleno a las pantallas de sus smartphones. 
Si quieren algún comentario de esta imagen se van a quedar con las ganas. No tengo.

42 comentarios:

  1. ¿A dónde hemos llegado con la tecnología? Lo peor de todo es que no sólo ocurren estas cosas, sino que además, hoy en día ya no hablas con una persona cara a cara, hablas con su móvil, si es que consigues que lo deje para mirarte a los ojos durante 5 minutos...

    ResponderEliminar
  2. aprovecho para dejar por aquí, noticias sobre lo que comentamos en clase del vertido. La bola se hace cada vez más grande:
    http://www.canarias7.es/articulo.cfm?id=372400
    http://www.canarias7.es/articulo.cfm?id=372309

    Y a todo esto le añadimos el cierre de las playas que ya comentamos.

    ResponderEliminar
  3. Totalmente de acuerdo. Parece que cada día que pasa la tecnología nos consume mas y mas, es raro no verse a una persona por la calle o en un bar fijando la mirada en su móvil. Más escandaloso aún en un museo.
    Pero no debemos olvidar que estamos viviendo un momento en el que la tecnología está presente en prácticamente cualquier ámbito. Leemos el periódico por internet, escribimos en blogs, vemos series,documentales... No podemos escandalizarnos por que los niños sigan los mismos pasos.
    No digo que la actitud de estos estudiantes sea ideal ni mucho menos, pero hay que tener en cuenta que estas generaciones han nacido con un ipad bajo el brazo, y más que reprochar la actitud que tienen, se podría enfocar de otra manera.

    Gracias a todos estos dispositivos recibimos muchísima información en 1 minuto. ¿Por qué no utilizarlo para aprender? Si no recuerdo mal esta semana en clase nos enseñó un museo en Estados unidos (¿Cleveland?) que utilizaba medios tecnológicos para que sólo con tocar una pantalla se pueda hacer un viaje didáctico.

    No apruebo el comportamiento de los niños, que ignoran por completo esta obra de arte, pero no los culpo ya que es a lo que están acostumbrados y probablemente lo que ven en su entorno. La solución más factible: unir arte y tecnología.

    Paula Pérez Ramírez.

    ResponderEliminar
  4. Es que realmente la imagen te deja sin palabras.

    Desde mi punto de vista, es muy triste ver que la tecnología, un recurso que puede ser muy bien usado y que nos permite disfrutar de muchísimas ventajas, sea un arma de doble filo hasta el punto de que importe más mirar el móvil que contemplar una obra de arte de primera magnitud como lo es "La Ronda de Noche".

    Esto bien nos puede hacer reflexionar sobre los aspectos negativos de vivir en la denominada "era de la tecnología", la necesidad de un uso equilibrado y responsable de ésta.

    Por tanto, se hace necesario adaptar la educación a estos nuevos tiempos de manera que los jóvenes y las generaciones venideras sean capaces de disfrutar de todo sin caer en excesos como el que nos muestra dicha imagen.

    Delioma A. Herrera Suárez.

    ResponderEliminar
  5. Desde mi opinión, considero un insulto la actuación de esos jóvenes holandeses, o quizá su falta de conocimiento ante la pintura que tienen justo detrás.
    Ignoro si en sus escuelas o institutos han oído hablar de ese cuadro en particular, pero si hubiese sido así, no estarían mirando sus smartphone porque no sería necesario. El cuadro, (que no es muy discreto que digamos, teniendo en cuenta que mide 3,63 m x 4,37 m) tiene una historia interesantísima, digna de una serie de misterios a la altura de Agatha Chistie. Tiene una cantidad ingente de iconografía, prestas a ser localizadas para poder interpretarlas que ya quisiéramos algunos estar delante de la obra para observarla con escrutinio.
    Por otra parte, los colegios y/o institutos, podrían hacer partícipes a estos perdidos jóvenes (que no creo que estén tan informatizados como para no mirar alrededor, puesto que la tecnología no impone que no mires, no veas y no observes las cosas "reales", sino que se trata de un complemento), de modo que, las miles de preguntas y conjeturas que se barajan sobre esta obra en cuestión, podrían ser una actividad escolar completa. Invertirían el tiempo que están perdiendo, en reactivar sus imaginaciones, sus elucubraciones, sus propias conjeturas.
    Sinceramente, no entiendo el comportamiento humano, ya que, todo tiene su momento, incluso para las tecnologías. Ese momento que refleja la imagen, es el de disfrute y contemplación, punto. Los jóvenes absorbidos por los smartphones hasta el punto de ignorar su entorno, no sólo se dejan en evidencias ellos y sus educadores, sino la sociedad en las que cohabitan.
    En fin... habría tantas cosas que decir... pero desde luego no soy de las que defiendan su juventud y ataquen solo a los educadores, profesores y demás profesionales. Como mucho, a la humanidad misma, que se deja influenciar por el marketing publicitario, dejando ver su falta de carácter y personalidad.

    Como digo, muchas cosas que decir sobre esta imagen...

    Luz Marina Delgado Hernández

    ResponderEliminar
  6. Una vez más nos encontramos ante un problema educativo por partida doble;
    - El uso de los dispositivos móviles de una forma abusiva, incluso rayando la mala educación. Es necesario una formación que permita a los jóvenes un correcto uso de los mismo, haciéndoles entender la importancia de un uso restringido de los mismos y la importancia de atender a lo que transcurre a su alrededor.
    - Por otro lado, la necesidad de una base formativa y cultural, que permite a los jóvenes, y no tan jóvenes, valorar nuestro legado cultural. Estos jóvenes sin duda deberían ir acompañados por alguien que les permitiese entender y valorar la importancia del cuadro que tenían delante.
    Posiblemente, sería importante incorporar estas nuevas tecnologías a la formación cultural, haciendo más atractiva, e instructiva la visita de estos jóvenes a los museos.

    Ignacio González Alonso

    ResponderEliminar
  7. La imagen es sobrecogedora. Es increíble cómo aquella tecnología, que nos ha puesto el mundo y la información al alcance de la mano, puede alejarnos tanto de la realidad y de la belleza de nuestro alrededor. El mal uso de los smartphones ha venido presenciándose desde hace tiempo; es más, los consumidores jóvenes no pasan más de una hora sin revisar sus teléfonos móviles. Esta dependencia deriva, entre otras cosas, en una tremenda falta de educación.

    Por lo que respecta a su utilización en el museo, es evidente que sería contraproducente su prohibición puesto que los visitantes disminuirían de forma alarmante. Sin embargo, el empleo de este tipo de herramientas puede reorientarse hacia fines didácticos ligados al ámbito museístico. Si el grupo de jóvenes que observamos en la fotografía tuviera la posibilidad de interactuar con el entorno que le rodea a través de sus dispositivos, el comportamiento sería notablemente distinto.

    En definitiva, la situación cambiaría si se alterase el modelo de visita: pasando de la mera observación, en este caso de la pintura, o recepción del contenido emitido por el discurso expositivo al desarrollo de actividades que impliquen la participación directa del visitante, tomando como base la tecnología disponible.

    Virginia Cabrera Sosa

    ResponderEliminar
  8. Desde mi punto de vista el problema no es la tecnología, sino el mal uso que hacemos de ella. Comparto la idea de mis compañeros acerca de su reorientación hacia un fin didáctico. Prácticamente todos los museos están incorporando en sus sedes códigos QR, por lo que sería contradictorio prohibir el acceso de dispositivos electrónicos a los centros culturales, cuando precisamente su utilidad recae en la aportación de información y en la interacción con los usuarios.

    Quizás el problema deriva del modelo de gestión de determinados centros, anclados al modelo tradicional de museo en donde los objetos se exponen para ser contemplados, determinando una actitud pasiva del visitante.

    En definitiva, considero que la incorporación de la interacción en el museo y su adecuado uso puede revolucionar este espacio de aprendizaje, si se utilizara la participación del visitante como una herramienta más para la enseñanza. Ahora bien, el uso de la tecnología hay que contemplarlo como una herramienta didáctica que no contradice el trabajo de mediadores y especialistas, pues lo ideal sería una combinación de ambas para aportar una visión general.

    Estefanía Pereira Tavira

    ResponderEliminar
  9. Creo que esta imagen representa lo que siempre he opinado: los museos no son atractivos para los más jóvenes. Evidentemente si cualquier de nosotros estuviese ahí, estaríamos embobados observando el cuadro, no entretenidos con un teléfono.

    Opino que el error es de las instituciones que no logran captar la atención de los niños... y sus educadores, imagino que al realizar esta visita, se les hablaría en clase de las obras más importantes, y si hubiesen logrado captar su atención, no habrían estado todo el tiempo pendiente del móvil.

    Espero que estos jóvenes tengan la oportunidad de volver, cuando sean algo más mayores, o más maduros de mente, y puedan disfrutar de La Ronda de la Noche.

    ResponderEliminar
  10. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esta imagen no debe desilusionarnos sobre la actitud de estos jóvenes, puesto que no debemos ver los smartphone, tablets y similares como el enemigo. Simplemente nos muestra que estamos en una época en la que los avances tecnológicos son muy grandes y afectan a todos los ámbitos de nuestro día a día. En este caso concreto nos muestran la cruda realidad de que muchos museos no son atractivos a los jóvenes y no se adaptan a la evolución de la sociedad con la que conviven.

      ¿Cómo se puede solucionar o evitar estas situaciones? Simplemente hay acoger las nuevas herramientas, como puede ser el empleo de herramientas audiovisuales, recreaciones en 3D o incluso códigos QR, con los que volver esos smartphone de enemigos a la mayor arma del museo. Estos métodos potenciarían las visitas y transmitirían mucho más, en especial para aquellos que carecen de conocimientos específicos sobre el tema que trata dicha entidad, en este caso el arte, en especial hacia los más jóvenes como los que se muestran en la imagen.

      Pedro Méndez Guerra

      Eliminar
  11. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  12. La imagen invita a la reflexión, con esos jóvenes que en vez deleitarse con una de las grandes obras maestras del arte, se centran en las pantallas de sus móviles. Creo que más que un problema de dependencia de los smartphone en los que las personas no prestan atención al entorno- que ya tiene definición "Phubbing"- es un problema de falta de educación cultural. Si no se ha tenido conocimiento de arte, de historia, del artista etc, es más complicado que se llegue a comprender cual es la importancia de lo que se está observando, y con ello me refiero a conocimientos más allá del mismo día que vas a un museo y te minan de información el cerebro en el que acabas saturado, pero que tampoco puedes darte realmente cuenta de una evolución. Hablo también de mi propia experiencia, ya que hasta que no he empezado a tener estudios de arte, no era capaz de apreciar los detalles de una pieza, en la que existe mucho más que una estética, un dibujo, una pintura, sino que hay historias muchas de ellas muy interesantes. Pero hasta ese momento no había despertado realmente mi curiosidad, y seguramente no hubiese apreciado nada si no hubiese tenido conocimiento alguno; para mi primero es el conocimiento y acto seguido la curiosidad y la necesidad de saber más. Creo que además es relevante que las grandes obras más visitadas y más apreciadas son las que más difusión han tenido y de las que más conocimiento tienen las personas (que no necesariamente han tenido un formación tan académica) pero que como esas obras las conocen, saben detalles de ellas, sienten la curiosidad de verlas y de conocer más datos. Por lo tanto ¿no será más un problema de educación cultural en vez de un problema de consumo excesivo de smartphone?.

    Por otro lado, asumiendo la hipótesis de que sea realmente un problema en el uso de las nuevas tecnologías, está claro que se debería de aprovechar estos recursos para facilitar el acercamiento de los jóvenes al mundo del arte, haciéndolo más didáctico. Sería más atrayente para los chavales que pudieran ver de una forma multimedia detalles de la pieza, ya que las nuevas tecnologías son un campo vital para difundir contenidos quizás tan arduos.

    Vanessa Lamas Gesto

    ResponderEliminar
  13. Los jóvenes de hoy en día han hecho de la tecnología una forma de vivir la vida dentro de una burbuja, ya que dependen de ella para todo tipo de relaciones y estar presentes en cada momento.
    Aparte de que estén las 24h dentro de este mundo, se han alejado de la investigación o lecturas en libros ya que está todo hecho y estudiado en “Google”, es un poco frustrante.
    En mi opinión se debería de buscar algún sistema en el cual llame la atención de los jóvenes, como en esta imagen, niños que se encuentran en un museo sin prestar atención a nada ni a nadie. Pues que con sus propios móviles puedan saber información sobre las obras expuestas en el museo, como por ejemplo, el lector QR. Se deben de modernizar y actualizar todo tipo de museos porque en las generaciones futuras cada vez se dará mayor utilidad a la tecnología.

    ResponderEliminar
  14. En mi opinión esta imagen sólo refleja el comportamiento normal de los adolescentes. Sólo por estar en un museo no quiere decir que estén interesados en el arte. Seguramente están allí en alguna visita larga y extenuante organizada por su colegio. Además, el arte no tiene por qué gustar a todo el mundo ni tiene efectos mágicos que hagan que los adolescentes no se centren en cosas que les atraen más y que se encuentran en sus móviles. Pienso que si esta fotografía se hubiera tomado hace diez años los jóvenes tendrían la misma actitud aunque, en vez de mandar mensajes con sus teléfonos, estarían cuchicheando entre ellos o fingiendo escuchar al guía o al profesor. Puede que algunos de ellos valoren el arte y lleguen a disfrutar de él cuando sean más maduros pero es un hecho que gran parte de la población adulta no tiene ningún interés por la cultura. El arte sigue siendo para una minoría y está limitado a cierto contexto social. Si de verdad queremos que los jóvenes aprecien el arte hay que comenzar por un cambio profundo de toda la sociedad. No podemos culparlos por no estar interesados en algo que no les preocupa ni sus padres, ni a los gobiernos, ni a los políticos. Comparto las ideas que han aparecido en los comentarios con respecto a introducir las nuevas tecnologías en los museos, pero eso sólo es un pequeño paso, un parche, en comparación con todo lo que queda por hacer.
    De todas formas, no deberíamos exagerar la importancia de esta imagen, ni rasgarnos las vestiduras, porque todos hemos usado nuestro móvil en un museo y eso no nos impide disfrutar de las obras que alberga. Creo que la indignación que produce la fotografía se debe a una concepción anticuada del arte como algo sagrado, con propiedades casi milagrosas, que debe ser respetado y tratado como una especie de objeto de culto. Si una obra de arte ha de ser adorada de este modo, no queda espacio para la interacción, la reflexión, la crítica o el conocimiento.


    Laura Regueiro López

    ResponderEliminar
  15. Más allá de la mala educación que destilan los personajes de la imagen, es labor del museo dar la vuelta a este tipo de escenas. Hace unos años nadie podría haberse imaginado el impacto que la tecnología 2.0 tendría en nuestra forma de ver y relacionarlos con el mundo. Hoy, las nuevas tecnologías están plenamente integradas en nuestra sociedad. Smartphones, ordenadores, wearables o tablets han cambiado nuestra forma de comunicarnos, de seleccionar información, de socializar en definitiva.
    Si echamos la vista atrás, la entrada en el mundo virtual de los museos parece tardío y llevado a cabo con cierto recelo, con el miedo a que las visitas virtuales alejasen al público del museo. Sin embargo, es obligación de las instituciones subirse al carro de la tecnología y desarrollar unos contenidos atractivos para sus visitantes. A través del uso de códigos QR, realidad aumentada o recreaciones 3D, podríamos conseguir que esos jóvenes conociesen la historia de la pintura que aquí les sirve de fondo y se mostrasen más dispuestos a acudir al museo.
    Por otro lado, las herramientas de difusión y la integración de las redes sociales en la dinámica del museo supone un acercamiento del público en general al museo. Jamás se imaginaron los directores de museo tal difusión de sus obras que se cuelan en los espacios de socialización de un público masivo, un acercamiento de la cultura a las masas sin duda beneficioso para el museo. Las cuentas salen y el público aumenta.
    Quizás no podremos evitar este tipo de situaciones, únicamente hacer de ellas una herramienta eficaz para la labor de difusión del museo, aportando riqueza de contenidos y convirtiendo el museo en un lugar más social, dinámico y transversal.

    Arancha Aguete de Pazos

    ResponderEliminar
  16. Observando esta imagen fácilmente podemos reflexionar acerca de las desventajas que conlleva el uso de la tecnología en espacios culturales, al parecer que los jóvenes del primer plano están ignorando la gran obra que se sitúa al fondo. Sin embargo esta consideración me parece demasiado simple al observar más detenidamente la escena: dos grupos de jóvenes, sentados espalda contra espalda, parecen estar concentrados en lo que muestran las pantallas de sus dispositivos móviles en la sala donde se expone La Ronda de Noche de Rembrandt. ¿No es posible que el museo desarrolle un programa de didáctica que implique el uso de smartphones en la sala? ¿No es posible que ambos grupos compitan buscando información sobre el cuadro? De este modo, ¿no es posible que estos jóvenes estén investigando acerca del contexto histórico de la obra? ¿O tal vez sobre la azarosa vida del autor? ¿O quizás sobre los personajes que en ella se representan? Es decir, ¿no es posible que estos jóvenes estén conociendo mejor la obra expuesta?
    Con esto sólo quiero decir que dudo que las personas que se toman la molestia de ir a un centro cultural decidan, una vez dentro, ignorar las obras presentes. Y más habiéndose sentado en el centro de la sala… Por todo esto que creo que la imagen sólo viene a reflejar la nueva forma de “ver” en la era de la información: pudiendo obtener gran cantidad de información sobre la obra mientras cohabita el mismo espacio físico.

    Saleta López Vázquez

    ResponderEliminar
  17. Habrá quien piense al ver esta fotografía que cabe la posibilidad de que este grupo de chicos esté buscando información referente a las obras que se exponen en el museo, además de la propia obra de “Ronda de Noche”, pero por otra parte también se puede pensar en que los smartphones y tables están convirtiendo a la juventud en personas aún más alienadas que las generaciones anteriores con la televisión y otros medios. Personalmente creo que “el problema” de las nuevas tecnologías no sólo afecta a la juventud, sino a la generalidad de la sociedad.

    Creo que este tipo de imágenes son el toque de atención necesario, aunque ya tardío, sobre los problemas que puede acarrear la dependencia a este tipo de aparatos, al igual que otras campañas que se están llevando a cabo, pero irónicamente, por las propias redes sociales.

    Yurena Villaplana Alonso.

    ResponderEliminar
  18. Soy Elane, estaba en una búsqueda crítica de un genuino préstamo préstamo empresa fueron puedo obtener un préstamo de $100,000.00 vino de algún prestador a mí en oveja nunca supo donde fraudes hasta que me dieron los términos de su préstamo y finalmente acepté fui engañado, estafó de mi duro ganar dinero hasta seis del prestamista que me estafó la suma de $10.000,00 y yo sin embargo que todo es por que allí Nunca puede ser cualquier otro prestamista genuino hasta que amigo Pedro Alves mi marido el gerente general de cuna-Sat & Cot-Sat compañía me dijo que hay un genuino prestamista que obtuvo un préstamo de $800,000.00 a tasa de interés del 5%, que lo convierte en un negocio privado y una casa de su dueño me aludió a una compañía de préstamos de inversión, Correo electrónico: creditpremierintl@outlook.com donde obtuvo el préstamo de ($800,000.00) les dije que me refería a ellos he solicitado un préstamo de $100,000.00 después de mi solicitud y envié la información útil para que puedan procesar mi préstamo después de 12 horas he recibido una notificación de su compañía que mi préstamo ha sido aprobado y procesado en las próximas 12 horas mi préstamo de $100,000.00 fue transferido a mi cuenta con ellos. Y les prometo por mi rescate voy a spreed la buena noticia para el mundo entero por su noble y servicios genuinos, si necesitas cualquier tipo de préstamo por favor ponerse en contacto con correo electrónico: creditpremierintl@outlook.com

    Gracias

    ResponderEliminar
  19. Esta imagen nos lleva a reflexionar sobre dos temas. El primero el uso que hacemos de las nuevas tecnologías, unas herramientas que están plenamente integradas en la sociedad y en casi en todos los aspectos de nuestra vida, y como este uso afecta a nuestro comportamiento. El segundo tema, es el poco valor dado a la cultura, o la incapacidad por parte de profesores, museos, centros culturales etc de inculcar esta importancia a los jóvenes y, muchas veces, mayores.
    Si bien la imagen es impactante y triste creo que deberíamos verla como un toque de atención e intentar sacarle partido a esta tecnología. Los museos y centros culturales deben avanzar al ritmo de la sociedad e incorporar las nuevas tecnologías a su labor de difusión cultural. Solo así podrán llegar a todos los que conforman nuestra sociedad y evitar imágenes lamentables como esta.

    ResponderEliminar
  20. Esta imagen es el resultado de una problemática cuyo origen no radica en el museo y su contenido o en la educación escolar, sino que se encuentra enraizado en lo más profundo de la sociedad. Una sociedad con un creciente desapego y distanciamiento hacia el mundo del arte que lo ha convertido en un producto de consumo rápido adaptado a una forma de vida frenética y basada en el estatus y las apariencias. Como tal, la obra de arte se ha transformado en una especie de marca que cual chaqueta de alta costura se pone y pasa de moda. Una sociedad en muchos casos desinteresada incluso por la historia y su propio pasado, incapaz de transmitir a los más pequeños el valor de este tipo de cosas.

    ResponderEliminar
  21. Me gustaría fundar mi comentario variando el aspecto acusador hacia los niños que en el momento de la fotografía no estaban viendo el increíble cuadro.
    Es cierto, y estoy de acuerdo que en el S.XXI la tecnología está cegando el mundo. Pero no quiere decir que esta imagen sea exactamente lo que otros comentarios afirman y que se garantiza que los jóvenes no le han hecho el menor caso al cuadro y se han puesto a jugar o andar en internet desde el móvil.

    Analizando las situaciones en las que chicos jóvenes van a un museo en grupo, me lleva a pensar que o fueron con el colegio (lo más habitual) o en familia, en ambos casos van expresamente influenciados por adultos a los que les gusta el arte y tienen un deseo de que los más jóvenes se familiaricen con él. Si vienen con el colegio, el guía les habrá enseñado y mostrado todo lo necesario, no he visto que personal de un museo ni profesores dejen a los niños al libre albedrío por el lugar sin hacer caso a las explicaciones del responsable. En el caso de la familia pasa exactamente igual, padres con afinidad por el arte siempre van a querer que sus hijos se nutran, sobre todo si es un viaje y no van a menudo (como es lógico). Otro punto que también podría ser es que los jóvenes fueran por propia voluntad al museo, porque en verdad les gusta el arte y querían dar una vuelta por el mismo. Si es este caso ya habrían visto la exposición ¿no creéis que si os interesa algo lo veáis primero aunque luego os sentéis a descansar? ¿Cuántas veces os habéis sentado en un museo después de patear 2 horas? Y esta pregunta va para los más jóvenes ¿Nunca le contasteis por WhatsApp, Facebook o cualquier red social la experiencia que acababais de vivir a vuestros amigos, familia etc.? ¿Después de vivirlo, os tomáis sí o no un descanso y de paso veis el móvil? Yo este fin de semana he ido al Prado y al Reina Sofía, y me he sentado en un banco después de andar mañana y tarde y he sacado el móvil, vaya… ¿qué me dirían si me sacaran una fotografía en ese momento? ¿Que no he visto la obra que tenía delante por estar con el móvil? Pues sí, la he visto; y estoy cansada.

    Otra fotografía muy distinta sería un grupo de jóvenes a los que un guía les está explicando, y ellos en ese momento no le atienden en absoluto y se ponen a andar con el móvil, eso ya es una falta de respeto y de educación. Pero ya bien dije antes, nadie va a un museo si no le interesa, y si va obligado va a haber personas adultas que no les dejen hacer lo que quieran, para educarles y para que aprendan. ¿Vosotros creéis de verdad que han llegado estos chavales de la calle, se han sentado y se han puesto a jugar con el móvil? Como fuera hace mal tiempo nos metemos en el museo, no vemos para las obras y nos echamos unos vicios.

    Los chavales tienen el cuadro en un lateral y detrás, ellos están sentados no de manera que si levantan la vista tengan el cuadro delante de sus narices. No es un banco para contemplar esa obra, o está para visualizar otra o es para mero descanso. Y después de ver un grupo importante de obras es necesario un pequeño descanso, tanto para el cuerpo como para la vista y mente.

    Para mi entender no se pueden sacar conclusiones de una simple fotografía. Está claro que los móviles, ordenadores, tabletas etc. están aturdiendo a los más jóvenes (me incluyo dentro de la juventud por supuesto), pero nunca ha sido bueno crear una historia en base a una fotografía, como bien sabemos, se capta un momento, una circunstancia, un segundo determinado, no sabemos lo que les ha llevado a ese segundo ni lo que harán después de que la persona que les fotografió se de la vuelta y se vaya. Lo único que sé es que me puedo inventar muchas historias y la mayoría de ellas tienen como protagonistas a unos chavales que acaban de ver una exposición y están sentados descansando y pasando el rato.

    ResponderEliminar
  22. Desgraciadamente esta imágen es más que habitual en la sociedad actual...y me incluyo, porque todos, o casi, a día de hoy, somos practicamente esclavos de las nuevas tecnologías y de las redes sociales, unos más que otros, pero es así...estamos al día de todo, y mientras, a nuestro lado, pasa la vida...pero igual no es del todo malo, si lo utilizamos en su justa medida, pues ya antes siempre hubieron cosas que nos "abducían"...la radio, la televisión, la lectura, o incluso las obras de arte...!! pues cada uno se abstrae con lo que le apetece. Quizás estos chicos simplemente buscaban en Google la historia del cuadro...¿Por qué no?? :)

    ResponderEliminar
  23. ¿Lo que muestra la imagen debe ser entendida como una falta de respeto y/o desinterés por el arte y el patrimonio en general?
    Conocer y valorar una cultura, su historia y su patrimonio debe ser inculcada desde la cuna. Observando la imagen, se puede llegar a conclusiones precipitadas, y lo más probable es que sean las acertadas.
    Una de ellas va dirigida a los profesionales de la educación, puesto que son ellos los que deben despertar el interés por el patrimonio y el conocimiento que se respira de éste, consiguiendo así modelar la capacidad crítica y de conservación del elemento cultural heredado. Sin embargo, esa no es la premisa que se obtiene de la imagen.
    ¿Tecnología vs. cultura? Es una pregunta necesaria para la siguiente conclusión. En los momentos actuales en los que vivimos, la “era digital”, ha provocado un cambio en el sentimiento de las personas, dirigiéndolas a cauces equívocos respecto a la verdadera filosofía de la cultura: su valor, su conservación, su perdurabilidad, etc. La imagen expuesta, muestra una predominación de la tecnología respecto a la pintura, provocando un distanciamiento conforme a la intención de la obra expuesta, La ronda de noche, del artista holandés Rembrandt. Ese mal uso del teléfono móvil, aleja a los jóvenes de dicha belleza artística, convirtiéndose cada vez más en personas dependientes de la tecnología, ignorando lo realmente importante: su desarrollo cultural.
    Ese uso de las nuevas tecnologías, también podría entenderse ventajoso pues, a través de los smartphones e internet, la información está al alcance de nuestras manos, la podemos manejar a nuestro antojo, permitiéndonos seguir formándonos culturalmente (es, por tanto, un recurso didáctico). No obstante, siguiendo el cauce de los párrafos anteriores, los protagonistas de la imagen mantienen la mirada fija sobre la pantalla, faltando el respecto al patrimonio que les rodea y lo que es peor, una falta de respeto a ellos mismos al no adquirir los conocimientos que nuestro patrimonio es capaz de transmitir. Recordemos que estamos en un momento del predominio de la tecnología y su buen manejo llegaría a consolidar una buena herramienta para el aprendizaje de la cultura.
    Tan solo deben levantar la mirada para quedar atrapados por la belleza y dialogar con ella.

    David Rubiera Páez

    ResponderEliminar
  24. La imagen me parece bastante preocupante, y no solo por ver como los jóvenes no le hacen caso a una obra maravillosa, sino porque es una imagen que, a día de hoy, se está repitiendo mucho. Coincido con mis compañeros en que los smartphones son una gran herramienta didáctica, pero creo que el problema, en este caso, es que los teléfonos móviles no están siendo usados con ese propósito. Los adolescentes de la imagen están inmersos en su mundo a través de la pantalla de sus smartphones, en lugar de prestar atención a lo que les rodea. Esto no se debe, en mi opinión, a que los chicos se estén aburriendo en el museo, sino al hecho de que este comportamiento lo podemos extrapolar, hoy por hoy, a cualquier contexto y a cualquier edad, ya que en el cine ocurre lo mismo, o incluso cuando un grupo de amigos queda para salir juntos. Por ello, creo que deberíamos preocuparnos de la gran dependencia que se está teniendo hacia las nuevas tecnologías, puesto que, aunque es cierto que son muy útiles para mantenernos comunicados y para obtener información, estamos siendo testigos de un cambio preocupante en el que las personas están empezando a perder la capacidad para relacionarse entre sí y de apreciar lo que tienen alrededor.

    Elena Ramírez Santana

    ResponderEliminar
  25. Como alguien comentó anteriormente, la imagen que se nos muestra en este "post", puede verse desde dos perspectivas. Si queremos pensar bien, puede que estos jóvenes estén simplemente tomando un descanso después de pasearse por las diversas salas del gran Rijksmuseum de Ámsterdam (Holanda) o, incluso, buscando información del cuadro que tienen tras ellos. También puede ser plausible que el interés de los mismos al llegar ante una de las mejores obras del pintor holandés Rembrandt van Rijn -"La ronda de noche", 1642-, sea prácticamente nulo.

    Pero, obviando ambas teorías, lo que está claro es que las tecnologías de hoy día cada vez absorben más y más a las personas. Ya no se puede concebir estar en una reunión -ya sea familiar, entre amigos o de trabajo- o, simplemente, en un lugar sin depender de los nuevos aparatos tecnológicos (móviles, tabletas, portátiles...). En mi humilde opinión, su uso excesivo puede volverse en nuestra contra y hacernos dejar de lado otras cosas más importantes que nos rodean, pero, haciendo un buen uso de esas tecnologías, puede obtenerse de ellas un sin fin de adelantos y conocimientos útiles para nuestro quehacer cotidiano o nuestro aprendizaje personal.

    Precisamente, la introducción de esas novedades tecnológicas en cualquier tipo de museo puede acercar aún más a los visitantes a que curioseen sobre el contenido de los mismos. E, incluso, puede hacer que se olviden de esos "pequeños aparatitos" y que centren toda su atención en grandes obras o elementos culturales como el que se nos presenta en esta imagen.

    Andrea Rivero Pérez

    ResponderEliminar
  26. La imagen expuesta nos muestra vías para una doble reflexión:

    Por un lado, el escaso y preocupante interés por el arte y la cultura en tanto que las vías tradicionales de legado y transmisión culturales (entre otras museos) no consiguen impactar en una población que debe ser sensible, por fuerza, a estas cuestiones, si lo que se pretende es valorar y hacer perdurar el legado artístico; de lo contrario, se correrá el riesgo de que éste desaparezca o quede reservado al deleite de unos pocos. Para ello, se hace imperativo una llamada a la renovación tecnológica de unos museos anclados en modelos expositivos y didácticos arcaicos y desprovistos muchas veces de contexto o elementos pedagógicos de interés de un usuario totalmente dependiente a estas tecnologías. Es, en mi opinión, esta debe ser la nueva apuesta para la reestructuración museística, contemplando la apertura a una virtualización de los museos para ampliar las funciones y usos del museo.

    Por otro lado, y heredero del anterior punto, las nuevas tecnologías han configurado un perfil de consumidor cada vez más dependiente de la información y de los usos que se derivan de esta industria. Sin embargo, el consumo de información no implica necesariamente adquisición de conocimiento. Es decir, vivimos en la sociedad de la información, pero no sabemos quien pintó esta maravilla (y no nos importa) ni siquiera cuando la tenemos delante.

    Las nuevas tecnologías son las modernas cadenas de la vieja esclavitud, creando dependencias a menudo incomprensibles en individuos que ceden a ellas ante cualquier otro tipo de interés a modo de autómatas, centrando en ellas una atención hipnótica que debería dirigirse a algo exclusivo y digno de admirar.

    En definitiva, lo que pretendo expresar a través de estas líneas es un doble compromiso recíproco tanto por parte de las autoridades responsables de los centros museísticos, como responsables en la co-educación ciudadana, apelando a su inminente necesidad de actualización, aparejado obviamente a un uso responsable del consumo de las tecnologías de la información que conlleva no sólo el saber cuándo, dónde y cómo aplicarlas, sino en tomar conciencia del valor de lo real sobre lo virtual.

    ResponderEliminar
  27. Cuando el profesor Hernández nos pidió reflexionar sobre el post que había escrito en su blog, mi primera impresión fue la de censurar la actitud de esos chicos que aparentemente hacían caso omiso de grandes obras maestras del arte para simplemente centrarse en sus celulares.
    Sin embargo, momentos después quise volver sobre la imagen y lo que reconocí en ella fue, por lo menos, un intento de manipulación bastante descarado. Al volver sobre la imagen reconocí en estos adolescentes un gesto común, algo natural en pleno 2015. No sólo en los jóvenes sino en cada persona que porta en su bolsillo un Smartphone.
    Obviamente la imagen nos ofrece un panorama sesgado en el cual se secuestra información, el sacar conclusiones o prejuzgar de buenas a primeras con la única referencia de una imagen es algo que me pareció y me parece cuanto menos precipitado.
    Por todo ello lo que decidí hacer es buscar, si pudiese, la información que se nos niega. Accedí a la página del Rijksmuseum donde comprobé que el programa de visitas guiadas para escolares incluye un tour de apoyo, que el alumnado puede descargar en sus teléfonos. Por lo tanto, sólo con este dato aventurar que este grupo de alumnos son personas insensibles al arte me parece un atrevimiento.
    Si en lugar de sus Smartphone estuviesen portando libros de texto, seguramente no estaríamos ante una controversia como ésta, que en este caso en particular resulta completamente estéril.
    No estoy seguro si el profesor Hernández quería abrir un debate sobre la gran capacidad de la imagen y de internet, como medio de masas, para manipular la información y crear flujos de opinión. O, si por el contrario, también prejuzgó la imagen y quería introducir un debate sobre el papel de las nuevas tecnologías y un posible alejamiento del ciudadano de la cultura.
    Lo cierto es que, nosotros, como gestores culturales no podemos caer en el prejuicio fácil y falto de información. Y tampoco podemos dar la espalda a las posibilidades que las nuevas tecnologías nos conceden para llegar más y mejor al mayor número de personas.
    Para terminar mi comentario sólo quiero añadir, aseverar, que ese grupo de estudiantes disfrutó del arte en su visita, aprendieron y respetaron de todo lo que en el Rijksmuseum se les ofrecía. Incluso aprovecharon sus Smartphone para hacerse algunos selfies con sus amigos y con algo que les gustaba…

    https://twitter.com/miguelmorenatti/status/540447539804524545

    Me ha parecido realmente injusto como se les ha demonizado por un instante, por una décima de segundo en sus vidas en las que simplemente utilizaban una herramienta.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  28. Siempre se le puede buscar un doble sentido a la imagen, verlo desde el punto de vista de manipulación mediática, pero si dejamos esto a un lado y nos centramos en lo que vemos sin buscale un doble fondo, la imagen habla por si sola.

    Es un problema de base, una falta clara de sensibilidad artística, que es consecuencia de un sistema educativo, y de una sociedad con prisas que le cuesta pararse a observar, no es culpa de los jóvenes, ya que estos son un reflejo de la sociedad en la que vivimos, no podemos ser hipócritas, ¿quien no ha quedado con un viejo amigo y ha estado más pendiente al móvil que de la conversación? ni siquiera somos conscientes de la cantidad de cosas que nos perdemos en el día a día por andar con la cara metida en las pantallas de nuestro pequeño mundo, sin fijarnos en la belleza de las cosas que nos rodean, no podemos culpar a estos niños de la herencia cultural que reciben de nosotros.

    Sin duda las tecnologías deben introducirse en el sistema educativo, ser una herramienta de trabajo más, y no ser vista como una distracción o un enemigo al que enfrentarse, el uso didáctico que se les de es fundamental, y quien sabe si estos niños realizan algún ejercicio con una aplicación... Sin duda sería un buen método de estudio y el discurso que estaríamos dando sería totalmente opuesto.

    ResponderEliminar
  29. Una imagen como esta desde luego no deja indiferente a nadie y es que la imagen no impacta por la acción que realizan los chicos, de estar literalmente pegados a sus móviles, sino el lugar donde lo hacen y la obra que los contempla a ellos y no al revés.
    Desde luego La Ronda de Noche de Rembrandt es un óleo muy conocido que no suele dejar indiferente a quien lo contempla, o eso parecía, ya que esta imagen sólo nos hace visible una realidad que se trataba de ignorar, la indiferencia que los jóvenes, y no tan jóvenes, muestran por el arte y que las visitas a los museos se están convirtiendo en obligaciones tanto escolares como turísticas.
    Este es un problema cada vez mayor que los museos deben tratar acercando el museo a todas clases de públicos e introduciendo las nuevas tecnologías al mundo del arte, pero esto ya lo hacen muchos museos y por tanto no es un problema que pueda atajar sólo el mundo del arte o la cultura, también es un problema educativo. Por supuesto los docentes deben acercar la cultura a los niños de forma didáctica y durante toda la etapa lectiva, pero son las familias la que deben ejercer un mayor peso en la educación de los chicos e inculcarles que no hace falta dejar de lado las nuevas tecnologías, cosa imposible en la actualidad, sino apoyados en ella enseñar que visitar un museo y contemplar una obra puede ser tan divertido y satisfactorio como cualquier otra actividad que realicen con el Smartphone o la Tablet.
    El objetivo del mundo de la cultura, los centros educativos y las propias familias debe ser el que imágenes tan penosas como estas sean cada vez más una excepción y no algo cotidiano.
    Carmen Heredia Heredia

    ResponderEliminar
  30. Uno de los principales problemas con el que nos podemos encontrar en los museos, es la falta de buenos programas educativos adaptados a cada rango de edad. Sabemos que muchos de los niños con edades comprendidas entre 5 a 10 años son altamente activos y permeables a diferentes actividades culturales (y lo digo desde la experiencia como Monitora de Tiempo Libre); el problema viene cuando empiezan a formar parte del rango de pre-adolescencia y adolescencia, donde su capacidad de atención se reduce, mientras aumentan sus ganas de ir contra el sistema y rebelarse ante las normas establecidas; es decir, simplemente pura rebeldía.

    Basándome en estos aspectos es por lo que medito sobre estos programas educativos museísticos adaptados a cada edad; puesto que como el mismo profesor Hernández nos introducía en sus clases, este tipo de problema siempre nos lo vamos a encontrar (si no es con el móvil, será empujándose o hablando entre ellos). Lo importante aquí, sería buscar un foco de atención para ellos y explotarlo al máximo, con códigos que a los adolescentes puedan parecerles atractivos, como por ejemplo la introducción de esas nuevas tecnologías que tanto les atraen, dentro de una visita guiada en un museo al uso, en este caso el Rijksmuseum de Ámsterdam.

    Rebeca Sánchez Melgar (usc)

    ResponderEliminar
  31. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  32. Esto es el mero reflejo de la sociedad de hoy en día, tratándose de una estampa común en cualquier momento del día y en cualquier lugar. Esta absorción tecnológica no solo ocurre con los adolescentes que se criaron en la era tecnológica, sino con toda la sociedad. Por eso hay que asumir que es un hecho y no debemos malgastar el tiempo en lamentaciones por este tipo de imágenes, sino todo lo contrario, buscar soluciones y explotar su potencial difusor. Si es cierto que la imagen es impactante, pero realmente muestra una falta de interés por parte de un grupo de adolescentes que buscan otro tipo de entretenimiento, lo que en estos tiempos se traduce en tecnología.
    Podríamos abrir un debate sobre los aspectos buenos y malos de la tecnología, pero realmente sería desviar el tema, por lo que las soluciones más fiables a este desinterés generalizado en amplios sectores de la sociedad pasa por una complementariedad entre arte y tecnología, mostrando la obra en su esencia a la vez que utilizando ese consumismo tecnológico como un elemento educador y de acercamiento a la sociedad más atractivo; por ejemplo, mostrando, además de las características estilistico-formales, ciertas curiosidades y leyendas con las que se encuentra relacionada la propia obra, lo que serviría como polo de atracción que luego induciría al espectador a indagar más sobre la misma.
    En definitiva, bajo mi punto de vista, lo realmente decisivo para paliar este tipo de imágenes no es la supresión de la tecnología, ya que, a pesar de que desgraciadamente el abuso de la misma es una constante, esto sería hoy en día una utopía, sino suprimir ese desinterés buscando nuevos caminos en la didáctica de los museos, es decir, nuevas formas de llegar al público en el mundo del arte.

    Iago Migal Filgueiras

    ResponderEliminar
  33. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  34. La imagen muestra una escena de nuestra vida cotidiana. En este caso concreto tiene lugar en el interior de un museo, pero se puede extrapolar a casi cualquier ámbito de nuestro día a día. Cada persona que posee un smartphone ha sido protagonista de esta escena si bien no en un museo en cualquier otro ámbito de su vida cotidiana desde reuniones sociales hasta el circular por la calle con la atención puesta exclusivamente en el teléfono hasta el punto de tropezar con el resto de los viandantes.
    La realidad es que las infinitas posibilidades de comunicación e interacción que ofrecen las nuevas tecnologías han creado nuevos patrones de relación social que llevan al usuario a comunicarse electrónicamente con alguien que incluso puede estar sentado a su lado.
    Partiendo de estas premisas, de los nuevos roles de interacción social y de la dependencia que estamos desarrollando para con las nuevas tecnologías es preciso analizar cómo estas nuevas costumbres se están integrando en nuestro modo de actuar y cómo estos nuevos patrones que adquirimos los proyectamos hacia los demás.
    Esta imagen muestra a unos preadolescentes interesados en aquello que están haciendo con sus móviles en vez de disfrutar de la oportunidad de contemplar la impresionante obra de arte que tienen junto a ellos. Para entender este comportamiento hay que conocer cuales son los modelos de conducta que tienen estos niños, porque lo que para nosotros son nuevas tecnologías para ellos son elementos que forman parte de sus vidas desde que nacieron. Las nuevas generaciones nacen con un smartphone bajo el brazo, es inherente a su infancia y a su desarrollo como personas.
    En la formación del profesorado nos incitan a incluir las TICS en el desarrollo pedagógico de nuestras materias. Las infinitas posibilidades que ofrecen estos dispositivos se puede aplicar a fomentar el aprendizaje y a transformarlo en un a actividad dinámica e interactiva.
    Por otra parte es preciso concienciar a los estudiantes de que si en este caso se está realizando una visita a una institución museística es fundamental que se disfrute y aprenda de la misma. En este punto la educación por parte de padres y profesores es fundamental así como el dar ejemplo, porque si los adultos pasean por las salas absortos en el contenido de sus teléfonos, ¿por qué no iban a hacerlo los niños? Al hacerlo los adultos, a los ojos de los niños, se convierte en una práctica socialmente aceptada.

    Isabel Dato Selva.

    ResponderEliminar
  35. Cuanto menos, sugerente, esta fotografía. En mi opinión, compositivamente, digna de Velázquez o de Doisneau... "Costumbrista", podría añadir, en tanto que estamos acostumbrados a observar cómo nuestra atención se desvía de nuestra realidad física hacia nuestra realidad virtual, en todo momento y en cualquier lugar.
    Pero no quisiera yo, aquí, centrar la mía [mi atención] en la cuestión de si estamos ahogados por tanta tecnología y, en ese océano, el arte tiene poco que hacer. Creo que esta fotografía no les juzga a ellos, a los jóvenes que observan atentamente las pantallas de sus pequeños ordenadores, sino a toda la sociedad. Y es que considero que debemos empezar por nosotros mismos, por quienes nos dedicamos al arte, para tratar de comprender por qué incesantemente se suceden imágenes como ésta. Quizá "La ronda de noche" no haya sido presentada de la forma más atractiva posible, pues puede que los jóvenes llegaran a esa sala después de una retahíla de ellas y no sólo ellos, yo misma alguna vez he "echado un ojo" a las que dicen ser -y son- las mejores obras de la historia del arte, por puro agotamiento mental. Y es que, está claro que la historia del arte no está en los primeros puestos del ranking de preferencias de nuestros jóvenes, pero la culpa -o la responsabilidad, mejor- no es sólo de ellos. Quizá el modo de acercarles el arte no sea ése, el de "ver, oír y callar", y quizá haya que mostrarles los graffitis de Bansky en el Muro de la vergüenza de Palestina para hablar del conflicto islámico... es sólo un ejemplo. Lo que quiero decir con todo esto es que, efectivamente, el público es responsable de sus actos, pero no es más -no somos más- que fruto de nuestra propia sociedad, del modo y manera en que día a día nos acercan a las cuestiones más importantes de la existencia humana como, para mí, lo es el Arte. Y creo que el público también cree en el Arte y nuestra función es hacer de puente para que, cada vez más, aparquemos el móvil si tenemos una interesante conversación, ¿acaso esto no ocurre también así?

    Raquel de Ana Rodríguez

    ResponderEliminar
  36. En el artículo «Rembrandt, las redes sociales y el tribunal popular» (ver http://goo.gl/nzg1ce) se explica el contexto de la fotografía y como esta se convirtió en viral, transmitiéndose un mensaje falso.

    ResponderEliminar
  37. Una imagen vale más que mil palabras, dicen. Esas palabras pueden describir, pero también manipular o mentir. Esto es lo que ocurre con esta imagen. O lo que puede ocurrir. Cuando la vemos, nuestro cerebro cae en la trampa de suponer que todo lo que se nos muestra es verdadero, representativo del momento en el que fue tomado e ilustrativo del conjunto de personas que aquí se nos presenta. Lo primero que vemos son unos chavales irrespetuosos dándole la espalda a una extraordinaria obra de arte porque prefieren mirar las pantallas de sus smartphones. Eso vemos, eso juzgamos. Completamos la imagen con nuestros prejuicios. Pero si buscamos el contexto de la imagen, el verdadero contexto y no el que se nos ofrece en bandeja, encontramos información clave para interpretar esta imagen, o al menos intentarlo. Encontramos fotos de este mismo grupo de estudiantes disfrutando de su visita al museo, sacándose "selfies" frente a un cuadro con esos teléfonos omnipresentes en sus vidas (y, para qué negarlo, también en las nuestras), sentados y atentos a las explicaciones de una guía del museo. Vemos una visita de museo, una visita más completa. Una visita en la que aprenden, se divierten y, depende de como queramos ver esta fotografía, se relajan, ignoran por un rato lo que les rodea o buscan más información en esa útil app que ofrece el museo para ayudar a los visitantes, sobre todo a los más jóvenes, creando un buen puente para conectar con ellos. Además, nuestro cerebros necesitan descanso, y me gustaría escuchar a alguien decir que en una visita a un museo ha estado atento y centrado en el arte al 100% durante toda su estancia allí. ¿Las nuevas tecnologías están en todas partes hoy en día y los más jóvenes (y los no tanto) hacen un uso desmesurado de ellas? Quizás. Generalizar es el primer error en el que caemos. Quizás sí o quizás no. Quizás todos los estudiantes de la foto estaban tuiteando lo que desayunaron ese día o quizás todos ellos estaban buscando más información sobre ese cuadro que no vemos y que bien podría estar frente a ellos. O quizás cada uno hacía una cosa diferente. Generalizar es el error. Siempre ha habido personas atraídas por el arte y siempre ha habido personas a las que no les ha interesado lo más mínimo. Y nunca sabremos quien es quien es esta imagen, pero presuponerlo es hacer un juicio sin base sobre estos estudiantes y la juventud, en general. Pero todos somos seres humanos, y todo ser humano ha caído en la inevitable tendencia de menospreciar a las generaciones que siguen a la propia. Las nuevas tecnologías pueden absorber a una persona de su entorno, pero también enriquecerlo. Ver la posibilidad de ambas opciones es lo que, en mi opinión, podemos aprender de esta imagen.

    Alba Pinto Viloria

    ResponderEliminar
  38. Las visitas a los museos, seamos francos, pueden ser muy aburridas. Las instituciones culturales se están modernizando en el campo de las aplicaciones para móviles, ya que cada vez más este tipo de dispositivos pueden llegar a convertirse en un buen acicate para atraer visitas. Los chicos que vemos en la foto es probable que estén recorriendo el Rijksmuseum de Ámsterdam a través de la Ruta del siglo de Oro que le permite una app que podrían descargarse en sus smartphones. Sin embargo, no todos los museos poseen este tipo de aplicaciones con lo cual también podríamos encontrarnos a muchos jóvenes sentados, igual que en la foto que comentamos, sin prestar atención ni siquiera las viejas audio guías. A veces el apoyo de las apps es la única forma que existe para poder enriquecer la visita a estas instituciones. En este sentido, el componente social debe ser tenido en cuenta para conseguir implementar la interactividad. En definitiva, la difusión de la actividad cultural en los museos es vital para potenciar estrategias de participación de los jóvenes y ,de esta forma, tratar de proporcionarles experiencias únicas en sus visitas.

    María Leis Sanmartín

    ResponderEliminar
  39. [Este comentario le fue enviado el 04//05/2015 por Hotmail, previamente al debate realizado en clase]


    Lo que muestra la imagen no es más que un ejemplo de lo que ocurre en muchos museos en la actualidad: jóvenes (y no tan jóvenes) que van a los museos por “obligación”, sin tener un ápice de interés o curiosidad en el conocimiento que éstos están dispuestos a mostrarles. Al decir por obligación nos referimos a que, a nuestro parecer, la situación que muestra la fotografía se trata de grupo de adolescentes que ha sido llevado al museo al Rijksmuseum por su escuela o instituto y que no han llegado a él por propio interés.

    El tipo de situación que muestra la imagen puede deberse a varios motivos, pero mirando esta fotografía en concreto, comentaremos los tres que vemos como principales. El primer motivo es la edad de los jóvenes que aparecen en la fotografía. Se trata de adolescentes en una edad difícil, no solamente en el ámbito de la educación, sino también en el familiar, de amistades… Si a los padres les cuesta que sus hijos les escuchen con estas edades, más difícil será que atiendan a una persona que les es ajena y habla de historia; a ésta no la identifican con su día a día, y en la edad en la que estas chicas y chicos se encuentran sus intereses se guían sobre todo por sus emociones y hormonas, siendo estos intereses muy sentimentales y poco racionales.

    El segundo motivo por el que se producen situaciones así o similares en los museos, debemos mirarlo desde una perspectiva psicológica. La percepción que una gran mayoría de la población tiene de los museos es que éstos son fríos, parados, estáticos… en definitiva, se ven como lugares aburridos. Este prejuicio hace que sobre todo los más jóvenes presenten un desinterés en los espacios culturales, ignorando el lugar en donde se encuentran físicamente, y cambiándolo por las redes sociales, música, selfies… Visto desde un punto de vista cultural, creemos que el prejuicio sobre los museos podría cambiar si se proyectase una imagen más cercana de éstos y se promocionasen de una manera adecuada, capaz de llegar realmente al público (decimos realmente porque muchos de los programas de márquetin de algunos museos a día de hoy están desactualizados). Desarrollar una buena didáctica en los museos también lo consideramos vital para que el contenido llegue a los espectadores. Creemos que algunos museos tienen esta sección desatendida, pues en

    algunos, sobre todo en los museos de arte, la “explicación” de la obra es la que aparece en la cartela (escasa), y para comprender la pieza debes traerla “estudiada de casa”.

    Por último, no podemos olvidar el punto al que está llegando a meterse en nuestras vidas la tecnología, incluyendo al hablar de ella Internet, y las redes sociales, sobre todo. Con los nuevos teléfonos móviles la gente tiene la posibilidad de tener estas redes todavía más cerca de ellos, pudiendo acceder a ellas en cualquier momento. Esto ha generado que la gente esté “enganchada al móvil”, que surja la nomofobia, inexistente hasta hace muy poco tiempo. Resulta preocupante que las personas se alejen de su realidad física (como vemos en la fotografía), perdiendo todo lo que puede aportar la prespecialidad de estar en un lugar, para meterse en una mediocre realidad virtual.

    María Esperanza Deltell Villaplana

    ResponderEliminar
  40. Una imagen cuenta todo lo que queramos que cuente y miente en la misma medida. He leído los anteriores comentarios, y el artículo que explica el "contexto" real de la foto. La cuestión está clara, los niños puede que estén mirando una aplicación interactiva del propio museo y ampliando sus conocimientos sobre la misma. La experiencia actual en el museo no puede ni debe ser la misma que hace un siglo o viente años, porque la realidad diaria y nuestros modelos de relación con el entorno han cambiado, y mucho. ¿El arte ya no interesa? El arte interesa más que nunca, pero codificado de otra manera, absorbido y filtrado por una sociedad que ya no ve las obras de arte de igual modo. Cambia el arte, cambian también sus valores.
    "En nuestros días, la reproductibilidad telemática -la proyección del original en los sistemas de teledifusión de la información- está introduciendo un excentricismo, mucho más incontrolable en la noción moderna de obra de arte. Un excentricismo que ya no afecta en horizontal a la recepción. de la obra, sino en radial, pues mediante la difusión telemática la obra obtiene una especie de ubicuidad generalizada a todo el circuito de los media. La consecuencia fatal de ese excentricismo es que convierte la obra de arte -desde su condición posmoderna- en inasequible para cualquier gran discurso. Ninguno podría, en efecto, esquematizar una noción lo suficientemente compleja como para dar razón de todos los acontecimientos que, en uno u otro punto de la red que con tan espeluznante plasticidad multiplica y reorganiza todos sus centros, reclaman la consideración valorativa." Bien, esto no son palabras mías, sino del gran Jose Luis Brea, y me resultan acertadísimas a la hora de aportar una nueva perspectiva sobre esta cuestión. Con las nuevas tecnologías, no sólo existen nuevas modalidades de trabajo artístico, sino que las modalidades clásicas se ven inmersas también en sus procesos de cambio. La excentricidad de la que habla, el don de la ubicuidad por la cual la imagen de las obras de arte migra a través de la red y se reproduce infinitamente, es la clave para entender el fenómeno en el que los adolescentes de nuestro tiempo se ven inmersos. El museo, que ha generado los grandes discursos de la historia del arte a lo largo del tiempo, ha afianzado y legitimado obra (y lo sigue haciendo), tiene que lidiar con la difícil tarea de conciliar dos mundos cada vez más separados. Lo que la obra transmite en el contacto directo, lo que nos cuenta el lienzo, el discurso profundo y las grandes lecciones artísticas... conviven con un mundo donde la información visual inmediata, superficial y directa está presente cada minuto. Los museos ya no juegan el papel que jugaban porque ya no son los únicos contenedores artísticos ni la única institución transmisora de valores artísiticos, y estos valores cambian y a veces parten de la base y a veces se banalizan y a veces se espectacularizan y en fin. La pérdida de aura a la que, según Benjamin, se veía sometida la obra artística en la era de la reproducción técnica, está más y más que difuminada en el momento actual: sentarse delante de un Rembrandt nos transmite más o menos que sentarnos delante de una reproducción de Rembrandt con nuestro ordenador? Todo se ve sometido a las directrices de una realidad cambiante...Rembrandt es el mismo?

    Maria Faia Díaz Novo

    ResponderEliminar
  41. En mi opinión, lo último que puede causar esta imagen es una falta de palabras, ya estén aprendiendo más sobre el cuadro de Rembrandt o dedicándose a otros asuntos, pues ya no resulta demasiado chocante ver a personas incapaces de soltar el teléfono de la mano. Si bien no defiendo esta última situación, creo que la educación precisamente a través de las últimas tecnologías podría evitar el descontrol que éstas producen, pues es un avance del que se puede sacar partido si se enfoca desde un punto de vista didáctico y se hace una buena gestión de ellas. Si para los adultos resulta complicado organizar la multitud de opciones que ofrecen las aplicaciones de los teléfonos o, en general, la web, no quiero imaginar lo complicado que debe ser para los jóvenes, más susceptibles a los cambios.
    En el primer supuesto, si lo que está ocurriendo es el uso de una app del museo –mi primera impresión, pues se trata de uno de los museos más avanzados de Europa-, imagino que los niños están en una visita escolar en la que tendrán que realizar algún tipo de actividad sobre el arte que tienen la oportunidad de apreciar en directo.
    Por lo tanto, me parece correcto que el museo se valga de la tecnología más avanzada para que sus conocimientos se extiendan a todos los públicos y, sobre todo, que los jóvenes integren el arte en un ámbito de cotidianidad y no lo vean como algo cerrado y sin más posibilidades que las de simple contemplación. Es más, creo que todos los museos deberían hacer más experimentos con los soportes digitales, aunque siempre con control, pues tampoco debe la tecnología borrar el arte. Creo que es el medio ideal para difundir la cultura y lograr generar nuevos contenidos a partir de la reinterpretación de las obras o con actividades interactivas diseñadas para perfiles concretos, pues así el espectador sentirá que los contenidos se amoldan a su nivel para ofrecer una experiencia más completa. No obstante, la tecnología nunca logrará superar la experiencia directa frente a una obra de arte…y menos cuando se trata de la Ronda de Noche, lo que me lleva a pensar cuánto tiempo dedicaron los niños frente al cuadro y cuánto frente a su pantalla de teléfono.

    Victoria Fornos

    ResponderEliminar