jueves, 26 de junio de 2014

Gracias mamá, pero no hacía falta que te molestaras

Olga sintió que el cogote de su hijo Radu estaba en peligro. El niño, de 29 años de edad, había sido el cabecilla de una banda de ladrones que en octubre de 2012 sustrajo una serie de cuadros (Picasso, Manet, Matisse...) de las paredes del Museo Kunstal de Rotterdam.
Los lienzos fueron trasladados a Rumanía para ser depositados en casa de mamá Olga. Cuando la policía dio con el paradero del niño y lo acusó de robo, mamá enterró el botín. Pero al ponerse la cosa fea, mamá entró en pavor y terminó eliminando las pruebas del delito: incineró en una estufa las obras de arte.

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